Vestidos de blanco y negro, adolescentes en Haití se reunieron para el funeral de Jhon-Roselet Joseph, de 16 años edad, asesinado por una bala perdida en Solino, un barrio asolado por la violencia de pandillas.
En su ritual funerario, corearon acusaciones contra la pandilla Vivir Juntos, responsabilizándolos de su muerte.
A pesar del riesgo, familiares y amigos se congregaron para darle un entierro digno, reflejando la importancia de los rituales funerarios en Haití.
El país enfrenta una creciente violencia pandillera que ha dejado más de 2,500 víctimas en los primeros tres meses del año, según Naciones Unidas.
Los cuerpos a menudo quedan abandonados en las calles debido a la inseguridad. La comunidad de Solino, uno de los pocos barrios aún no controlados por pandillas, ha tomado medidas para protegerse y controlar el acceso.
