Durante la sesión de ayer del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), en la que estuvo invitada la República Dominicana, el ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, criticó esta situación y dijo que por ese reducido despliegue la misión no ha tenido los resultados esperados. Indicó que, ante ese panorama, «el incesante flujo de migrantes con estatus irregular en el país y los riesgos potenciales de que la violencia generada por el crimen organizado en Haití traspase la frontera», fue que el Gobierno dominicano tomó la decisión de intensificar las deportaciones de haitianos.
Momentos antes de la ponencia de Álvarez en el consejo intervino el embajador de Haití ante la ONU, Antonio Rodríguez, quien, además de exponer la situación de su país, aprovechó el escenario internacional para denunciar las deportaciones que llevan a cabo las autoridades dominicanas. Hizo referencia a la violación de «los derechos humanos y al principio de vecindad».
«Esta oleada repentina de personas, devueltas de manera brutal en un contexto extremadamente frágil, pone en graves aprietos nuestra capacidad de responder a las necesidades humanas urgentes», expresó al tiempo que solicitó la solidaridad internacional para frenar las repatriaciones de haitianos y manifestó la disposición al diálogo con la República Dominicana.
El embajador Rodríguez llegó a pedir «solidaridad internacional para poner fin a estas graves violaciones a los derechos humanos, que azuzan la tensión e impiden las relaciones pacíficas entre las dos naciones», tras asegurar que las deportaciones, criticadas por la ONU, son contrarias a los acuerdos firmados entre los dos países.