Los socorristas voluntarios en Rio Grande do Sul, Brasil, están enfrentando el desafío de rescatar tanto a personas como a animales atrapados por las inundaciones. Un caballo llamado «Caramelo», que estuvo sobre el techo de una construcción anegada, se volvió viral tras su rescate.
En Porto Alegre, se estableció un punto de salida para evacuados, muchos de los cuales llevan consigo a sus mascotas, algunas en condiciones precarias después de días sin alimento ni abrigo. La ciudad de Eldorado do Sul, cercana y completamente devastada por las aguas del desbordado río Guaíba, es una de las áreas más afectadas, con más de 130 muertos y millones de personas afectadas.
Se ha montado un «hospital de campaña» para recibir animales rescatados, donde se realiza un proceso de revisión, atención médica y alimentación. Los perros son los más rescatados y, si sus dueños no aparecen, son llevados a albergues temporales con la esperanza de que sean reclamados o adoptados.
Los caballos reciben atención especializada y son transportados a universidades que ofrecen sus instalaciones temporalmente. En un albergue improvisado en un estacionamiento de un centro comercial, cientos de perros reciben cuidados y atención por parte de voluntarios.
El objetivo principal de estos esfuerzos es salvar a los animales afectados por las inundaciones y dar visibilidad a la importancia de proteger sus vidas.