22 Marzo 2025

Canoabo de Oro

Teleuniverso

Hoy escribo en primera persona para agradecer el premio Caonabo de Oro 2025 en periodismo que me otorgara la Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos (ASEPED), el pasado viernes 14 de marzo en la Biblioteca Nacional. Aquí extracto parte de mis palabras, las más sentidas.

Debo comenzar por el principio de mi existencia, por agradecer a quienes me dieron la vida y hoy no pueden ser testigos del fruto de su procreación. A mis difuntos padres Carlos María Peña Andújar y Heroína Antonia Estrella (Agripina), quien tiene un detalle trascendente en este reconocimiento.

Además de mis padres, dos nombres merecen ser parte del premio y en homenaje póstumo: Armando Almánzar Veras, mi primer y gran maestro, y Manuel José Cabral Tavares, quienes impulsaron en el novicio el desarrollo de una ascendente carrera en el periódico La Información, a partir de 1982.

Con respecto a mi madre, el fundamento inédito para lograr el premio es que luego de la única reprimenda que me hizo, por una travesura de mi niñez, pronunció la frase que marcó mi vida para siempre y asumí como credo para ejercer periodismo: “Mi hijo, di siempre la verdad, por la verdad murió Cristo”.

Este premio significa la reiteración del compromiso ético con el oficio, defensa de la libertad de expresión y del derecho del público a la información veraz, completa y oportuna, contra violaciones de derechos fundamentales que entrañan el libertinaje y abuso de las nuevas plataformas de comunicación.
La sociedad necesita volver a orígenes del periodismo puro.

El público espera respuestas a preguntas claves ante cualquier suceso. Eso no ha cambiado, ni sucederá porque entonces no es este oficio. Recibir el Caonabo de Oro nos compromete con convicciones del ejercicio honesto, transparente y ético, como honor póstumo a mi madre y prueba de periodismo con responsabilidad.

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