Los jueces de la Tercera Sala de la Corte de Apelaciones del Distrito Nacional anularon este viernes la sentencia que había emitido el Primer Tribunal Colegiado contra los implicados en la muerte a golpes del joven David de los Santos, mientras estaba bajo custodia de la Policía Nacional en el destacamento del ensanche Naco.
Por lo que, al anular el fallo del tribunal de primer grado, la corte ordenó la apertura de un nuevo juicio.
El abogado Waldo Paulino, en representación de los familiares del joven, detalló que la decisión fue tomada debido a que las juzgadoras «no se apegaron al debido proceso».
«Anula en todas sus partes la sentencia recurrida por adolecer la misma de aspectos sustanciales al proceso, en consecuencia, ordena la celebración de un nuevo juicio total, a fin de que se proceda a una nueva valoración de las pruebas, conforme las disposiciones del Código Procesal Penal», reza la sentencia.
De igual manera, Paulino explicó que esto indica que debe realizarse un nuevo juicio ante un tribunal distinto pero de la misma jerarquía.
El abogado aseveró que con esta apertura a un nuevo juicio se busca que aparezcan los reales responsables de la muerte de David de los Santos.
«Los que están presos son inocentes y así ha demostrado la sentencia que ha emitido la Tercera Sala de la Corte de Apelación del Distrito Nacional», indicó el abogado.
El Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional condenó a dos agentes de la Policía a 15 años de prisión y a tres civiles a 30 años por la muerte de David de los Santos, quien fue víctima de una golpiza en el destacamento de Naco el 27 de abril del año pasado y falleció cuatro días después.
En tanto, los policías condenados fueron el segundo teniente Germán García y el cabo Alfonso Decena Hernández, mientras que fueron declarados no culpables el capitán Domingo Alberto Rodríguez y el raso Sari Manuel González han sido absueltos por el caso.
Los civiles condenados por tortura y barbarie fueron Santiago Mateo Victoriano, Michael Pérez Ramos y Jean Carlos Martínez Peña, quienes estaban en la celda cuando llevaron a la víctima esposada con las manos hacia atrás.