Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una fecha clave para visibilizar la violencia de género que afecta a mujeres en todo el mundo, además de ser una oportunidad para exigir la adopción de políticas globales que busquen erradicarla. Esta jornada coincide también con el aniversario de la Revolución de las Rosas, un movimiento internacional que denuncia la violencia obstétrica.
La conmemoración de este día comenzó en 1981 por el movimiento feminista latinoamericano como un tributo a las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa), quienes fueron brutalmente asesinadas en 1960 en la República Dominicana. En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) ratificó esta fecha a través de la resolución 54/134, aprobada el 17 de diciembre de ese mismo año, convirtiéndola oficialmente en un día de reconocimiento global.
A pesar de los esfuerzos de autoridades y organizaciones sociales, la realidad es que los feminicidios siguen siendo una tragedia creciente, con mujeres asesinadas a manos de hombres, en muchos casos por parte de sus parejas. Solo en este año se han registrado 47 feminicidios en la República Dominicana, muchos de ellos perpetrados con armas de fuego, asfixia o, en la mayoría de los casos, con golpizas brutales utilizando palos u otros objetos contundentes.
Recordar este día no es responsabilidad exclusiva de organismos internacionales ni de los gobiernos; es una causa que debe nacer de cada individuo que sienta el más mínimo respeto, amor y humanidad hacia las mujeres. Son ellas, las mujeres, quienes cumplen roles fundamentales como guías, madres, compañeras, amigas y dadoras de vida, y su protección y dignidad deben ser prioridad para toda la sociedad.
