Tras confirmarse el sobrevuelo de aviones de combate en el Golfo de Venezuela y la llegada simultánea de seis aeronaves cisternas a República Dominicana ayer la presencia militar de Estados Unidos en el Caribe volvió a concentrar la atención regional.
Ambos movimientos refuerzan la percepción de un despliegue aéreo sostenido en una zona de alta sensibilidad geopolítica.
Dos cazas F/A-18 Super Hornet de la Marina estadounidense realizaron un vuelo de patrullaje y entrenamiento en el Golfo de Venezuela, donde permanecieron cerca de 40 minutos ejecutando maniobras sobre aguas del área, a unos 160 kilómetros al noreste de Maracaibo.
La aplicación FlightRadar24 permitió determinar que los aviones llevaban los indicativos «RHINO11» y «RHINO12«, y sobrevolaron la zona adyacente a Curazao y la franja marítima frente al estado de Falcón. El despliegue coincidió con el reposicionamiento del portaaviones USS Gerald R. Ford en el Caribe.
De acuerdo con la versión estadounidense, la operación se desarrolló en espacio aéreo internacional y no tuvo carácter ofensivo. No obstante, la cercanía del sobrevuelo a la costa venezolana volvió a generar tensiones diplomáticas y reacciones políticas en Caracas.