25 Abril 2024

El líquido de la muerte, la venganza y los celos, así la definen muchos

Teleuniverso

Una sustancia nociva capas de derretir la piel mientras la quema en segundos.

Aunque su venta está prohibida en el país, se sigue comercializando de manera exclusiva para procesos industriales y fabricándose de manera clandestina y con fines criminales.

Una sustancia altamente corrosiva, surge mediante la combinación de líquidos que por sí solos son altamente peligrosos, pero al alcance de todos, pues cualquier persona puede adquirirlos con solo entrar a una ferretería.

Su poder radica en la mescla de ácido sulfúrico, usado para destapar tuberías, ácido clorhídrico, removedor de pintura de vehículos (decapante), el denominado plomerito, un producto alcalino de alta potencia, estos fusionados con miel o azúcar que aunque parecen inocuos se encargan de que el poder destructivo del acido se prolongue, haciéndolo permanecer adherido a la piel por más tiempo logrando que esta se desprenda de los huesos.

Al contacto con ojos la mescla de ácidos puede causar ceguera y deformaciones permanentes en diversas partes del cuerpo, incluso destruir órganos completos.

Los niveles de destrucción capaces de lograr con una sola rociada, dependerán de la cantidad de ácidos mesclados por el agresor, quien en mayoría de los casos no es quien verte el liquido sobre la víctima. En alto porcentaje de hechos es una figura por encargos que tienen como objetivo mayoritario a mujeres, pero incluso niños han sido afectados, con consecuencias devastadoras que generan daños físicos permanentes e incluso la muerte.

Este tipo de acciones criminales se han convertido en pan nuestro de cada día, y pese a que desde 2014 los ataques con ácido del diablo se encuentran dentro del código penal, con sanciones de 10 a 20 años de prisión, este aun yace dormido en el Congreso Nacional mientras las víctimas, algunas mortales siguen en descontrolado aumento.

Para octubre de 2010 el 14% de los pacientes de la unidad de quemados en el Hospital Luis E. Aybar padecián daños causados por ácido del diablo. Más del 90% de los casos en los que se utiliza esta sustancia ocurre en nuestros barrios pobres, sobre todo del Distrito Nacional.

Sólo en el primer semestre del 2017 se habían reportado 28 casos de mujeres y hombres rociadas con ácido del diablo en Los Mina, y en pueblos del interior del país como Bonao, Villa Altagracia, La Vega, San Francisco de Macorís y Azua, según la policía.

Esther Montero, una joven mujer de 27 años de edad, residente en Bonao, es una de las muchas mujeres víctima de esta práctica vengativa. Jiménez perdió la nariz, un ojo y parte de la boca tras ser rociada con el ácido en julio de 2001.

Recientemente y con sólo 18 años Yocairy Amarante, la joven que viajaba en un carro cuando dos personas a bordo de una motocicleta le arrojaron el ácido, permanece en estado crítico perdiendo la visión.

La República Dominicana no cuenta con un plan integral para ayudar a personas atacadas con este tipo de producto, por lo que no solo están desprovistos de una ley que garantice justicia y castigue a sus agresores, sino que las victimas terminan estigmatizadas y condenadas a la sombra, si es que sobreviven al destructivo poder del ácido del diablo.

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