El 17 de marzo de 2025 marcó un hito en la historia financiera global: China activó su red de pagos transfronterizos basada en el yuan digital (e-CNY), un sistema que promete redefinir las reglas del comercio internacional. Conectando a 10 países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) —Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam— y seis naciones de Medio Oriente —Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Irak, Kuwait y Qatar—, esta red abarca aproximadamente el 38% del comercio mundial. Este movimiento estratégico no solo acelera las transacciones globales, sino que también refuerza la soberanía financiera de las naciones participantes, desafiando el statu quo de las finanzas internacionales.
El 38% del comercio mundial que representa esta red se distribuye entre los 16 países, con contribuciones estimadas basadas en su peso económico y participación en el comercio global. A continuación, se detalla el porcentaje aproximado que cada país aporta al total, considerando factores como su PIB, volumen de exportaciones e importaciones, y su integración en la red del yuan digital:
Estos porcentajes son estimaciones basadas en el volumen de comercio de cada país en 2023 y su integración en las rutas comerciales de China, ajustadas para reflejar el 38% total del comercio mundial cubierto por la red.
Una red diseñada para la eficiencia
El sistema de pagos transfronterizos del yuan digital, impulsado por la tecnología blockchain, combina velocidad, trazabilidad y seguridad en un modelo que supera con creces los métodos tradicionales. Mientras que SWIFT, el sistema dominante para transferencias internacionales, puede tardar entre 3 y 5 días en procesar transacciones y requiere múltiples intermediarios, la red china completa pagos en tan solo 7 segundos, con costos reducidos hasta en un 98%. Un ejemplo emblemático es el ensayo entre Hong Kong y Abu Dhabi, donde una empresa china transfirió fondos a un proveedor de Medio Oriente en tiempo real, eliminando seis bancos intermediarios.
La arquitectura blockchain del yuan digital no solo garantiza rapidez, sino que incorpora herramientas de cumplimiento integradas, como protocolos automatizados contra el lavado de dinero, que aseguran la trazabilidad de cada transacción sin comprometer la eficiencia. Este enfoque ha atraído la atención de 23 bancos centrales, que ya participan en pruebas de integración, y ha permitido a comerciantes de energía de Medio Oriente reducir sus costos de liquidación en un 75%.
La red de pagos del yuan digital ofrece beneficios tangibles que podrían reconfigurar el comercio mundial:
El yuan digital no es solo una herramienta financiera; es un pilar tecnológico del ambicioso Cinturón y la Ruta de China. Integrado con sistemas como la navegación por satélite Beidou y la comunicación cuántica, el e-CNY forma parte de la “Ruta de la Seda Digital”, un ecosistema que optimiza desde pagos logísticos hasta liquidaciones de proyectos de infraestructura. En proyectos como el ferrocarril China-Laos o el tren de alta velocidad Yakarta-Bandung, el yuan digital se utiliza para pagar fletes, salarios y logística en tiempo real, aumentando la eficiencia hasta en un 400%.
Estaiteral: Esta sinergia convierte al yuan digital en un catalizador de la influencia económica china, consolidando su liderazgo en regiones estratégicas como ASEAN y Medio Oriente, y ofreciendo una alternativa viable al orden financiero dominado por Occidente.
El lanzamiento de esta red marca un punto de inflexión en la tendencia hacia la desdolarización. Mientras Washington debate la creación de un dólar digital, Beijing ya ha desplegado un sistema que conecta a países clave como Indonesia, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, manejando más de 1.2 billones de dólares en liquidaciones transfronterizas. La capacidad de China para ofrecer una alternativa al SWIFT, especialmente en un contexto donde las sanciones estadounidenses han limitado el acceso de países como Irán, está redefiniendo las relaciones comerciales y financieras globales.
El Banco de Pagos Internacionales ha reconocido este cambio, declarando que “China está redefiniendo las reglas del juego en la era de las monedas digitales”. Países como Tailandia ya han completado transacciones de petróleo en yuan digital, y fabricantes europeos están utilizando esta moneda para liquidar costos de flete en rutas árticas, señalando una adopción creciente incluso fuera de las regiones inicialmente conectadas.
A pesar de su potencial, la red enfrenta desafíos. La adopción total del yuan digital requiere que los bancos comerciales de los países participantes, como Filipinas o Kuwait, se integren completamente al sistema mBridge, un proceso que podría tomar años. Además, el comercio global aún depende en gran medida del dólar, que ofrece márgenes de cambio más estrechos para muchas naciones. La credibilidad de la red también dependerá de la estabilidad económica de China y de la confianza en su moneda.
Sin embargo, el impulso es claro. Con 23 bancos centrales probando la red y un aumento exponencial en el uso del yuan en el comercio, China está sentando las bases para un sistema financiero multipolar. La combinación de tecnología avanzada, eficiencia operativa y una visión geopolítica audaz posiciona al yuan digital como un contendiente formidable en la reconfiguración del orden económico mundial.