El sistema sanitario de Haití enfrenta un caos sin precedentes debido a la violencia de las bandas armadas, que atacan hospitales y farmacias como parte de su estrategia de terror.
Esta situación ha provocado el cierre de centros de salud, afectando especialmente a los más pobres y desfavorecidos. El Hospital General, el principal hospital público del país, fue ocupado por bandas armadas, y la falta de seguridad ha llevado al éxodo masivo de profesionales de la salud.
El sector farmacéutico también sufre debido a la violencia, con escasez de medicamentos e insumos médicos, lo que afecta a personas con enfermedades crónicas y víctimas de accidentes. Con tres laboratorios de producción de medicamentos con capacidad reducida o cerrados, el futuro del sistema sanitario haitiano es sombrío.
Los hospitales que permanecen abiertos están bajo una presión considerable, y se necesitará una ayuda internacional masiva para reconstruir infraestructuras y revitalizar el sistema sanitario.
Sin embargo, la falta de conciencia y acción por parte de los políticos locales agrava la crisis, mientras el país se encuentra al borde de la catástrofe.
