El dominicano Juan Soto volvió a brillar en la jornada de este viernes en las Grandes Ligas al conectar su cuadrangular número 42 de la temporada, consolidando una campaña histórica con los Mets de Nueva York.
El batazo, de 419 pies, llegó en la cuarta entrada frente a los Nacionales de Washington, con cuenta de 2-1, y produjo tres carreras que ampliaron la ventaja de los Mets 8-4 en medio de un rally de seis anotaciones.
El estelar jardinero, que firmó uno de los contratos más millonarios en la historia del béisbol, no solo ha respondido a las expectativas, sino que las ha superado con números que lo colocan en un nivel reservado para las leyendas.
Apenas el jueves, Soto alcanzó las 100 carreras impulsadas en la campaña, una marca que lo convirtió en apenas el tercer jugador en la historia de las Grandes Ligas —junto a Jeff Bagwell y Barry Bonds— en registrar una temporada con 40 o más jonrones, 30 o más bases robadas, al menos 100 impulsadas, 100 anotadas y 100 bases por bolas.
La temporada de Soto, sin embargo, no se resume a poder y producción. Su agresividad en las bases lo mantiene con la mira en un logro que pocos han alcanzado: el famoso “40-40”, reservado para jugadores que combinan al menos 40 jonrones y 40 bases robadas en una misma campaña.
Tras su robo número 34 la noche del jueves, el quisqueyano aún conserva la posibilidad de sumarse a ese club exclusivo, si mantiene el ritmo en los últimos partidos del calendario regular.
Para los Mets, Soto ya representa un capítulo inédito. Es el primer pelotero en la historia de la franquicia en registrar un 40-30, cifra que confirma el impacto inmediato de su llegada a Queens.
Sus estadísticas —más de 100 anotadas, más de 100 impulsadas y más de 100 boletos recibidos— lo colocan como uno de los bateadores más completos de la actualidad, al tiempo que justifican la gran apuesta económica de la organización.
El contexto colectivo del equipo ha sido distinto. Una semana atrás, Nueva York enfrentaba turbulencias tras dejar escapar terreno en la lucha por el wild card, lo que permitió a los Gigantes de San Francisco acercarse a medio juego de diferencia.
Sin embargo, una sólida serie contra los Padres de San Diego devolvió algo de tranquilidad, aunque la clasificación aún no está asegurada y obliga a los Mets a no ceder terreno en lo que resta de campaña.
En medio de esas inconsistencias, Soto ha sido la constante. Desde agosto mantiene un paso arrollador con el madero, convirtiéndose en el motor ofensivo de la novena y en la esperanza de los fanáticos que sueñan con ver a los Mets de regreso en la postemporada.
Con poco más de una semana de calendario, Soto no solo persigue el 40-40, sino que reafirma su condición de uno de los mejores peloteros de esta generación, capaz de cargar con el peso de una franquicia y de escribir capítulos históricos en su primera temporada con el uniforme azul y naranja.