El agente federal le presentó una propuesta audaz al piloto principal de Nicolás Maduro: lo único que debía hacer era desviar de forma disimulada el avión del presidente venezolano a un lugar donde las autoridades estadounidenses pudieran detener al mandatario.
A cambio, según dijo el agente al piloto en una reunión clandestina, harían que el aviador se convirtiera en un hombre muy rico.
La conversación fue tensa y el piloto se fue sin comprometerse, aunque le dio su número de celular al agente Edwin López, un indicio de que podría estar interesado en ayudar al gobierno estadounidense.
Durante el año siguiente, incluso después de jubilarse de su trabajo en el gobierno, López persistió e intercambió mensajes de texto con el piloto a través de una aplicación de mensajería cifrada.
La saga inédita y llena de intriga de cómo López intentó que el piloto de Maduro trabajara para los estadounidenses tiene todos los elementos de una película de espionaje de la Guerra Fría: aviones privados de lujo, una reunión secreta en un hangar de aeropuerto y diplomacia de alto riesgo en un delicado juego para convencer a un lugarteniente de cambiar de bando.
Incluso hubo un último acto de intriga con el propósito de inquietar a Maduro sobre la verdadera lealtad del piloto.
En términos más generales, el plan revela hasta qué punto —y con qué frecuencia de manera improvisada— el gobierno estadounidense ha intentado durante años derrocar a Maduro, mientras la línea entre la aplicación de la ley y la recolección de inteligencia a menudo se volvía difusa.
El interés en un cambio de régimen en Venezuela ha cobrado impulso desde que el presidente Donald Trump retomó el cargo.
Este verano, Trump ha desplegado miles de tropas, helicópteros de ataque y buques de guerra en el Caribe para atacar barcos pesqueros sospechosos de contrabandear cocaína desde Venezuela. En seis ataques, el ejército estadounidense ha matado al menos a 28 personas.
Este mes, autorizó a la CIA a realizar operaciones encubiertas dentro de Venezuela, y el gobierno estadounidense también duplicó la recompensa por la captura de Maduro por cargos federales de narcotráfico, una medida que López intentó aprovechar en un mensaje de texto al piloto.