El trazado del monorriel de Santiago a su paso por la zona del Monumento a la Restauración, como parte del Sistema Integrado de Transporte, ha generado controversias debido a la escasa y casi nula información oficial que ofrecen los responsables de la construcción de esta megaobra ferroviaria.
Líderes de la comunicación y seguidores del vanguardismo de Santiago, en múltiples aspectos, expresan preocupación por la forma en que se ofrecen detalles del sistema que tendrá un recorrido de 12.8 kilómetros desde su origen en Cienfuegos, extremo noroeste de la urbe, hasta Los Jazmines, en el sureste.
Las preocupaciones se centran en el efecto visual negativo que tendría la obra si no se “sumerge” como tramo subterráneo al cruzar la elevada área monumental, sin que afecte, además, a la jardinería del lugar y al amplio solar que ocupa el Gran Teatro del Cibao, donde estará la estación 11 para pasajeros.
Desde el inicio de la obra, bajo la sombrilla de la Oficina de desarrollo de proyectos de movilidad urbana e interurbana e identificada por las siglas de Fitram, ha habido indefinición, dudas y ausencia de información oportuna y completa a cargo de los responsables, lo que genera dudas y especulaciones.
Si bien se notan avances en los tramos iniciales de la obra en Santiago Oeste, en su recorrido por las avenidas 27 de Febrero y Las Carreras, hay zonas que acusan retrasos notorios, o no avanzan al ritmo de expectativas de neófitos ciudadanos que ahora sufren tapones del tránsito y demoras en su rutina horaria.
Para sectores de patrimonio cultural conviene que a su paso por el área del Monumento, el tren sobre un solo riel sea construido mediante un túnel tipo trinchera, luego techado y que sobre la zona se respeten áreas verdes y el paisaje, de suerte que no haya elementos que compitan con la imponencia del icono santiaguero de siempre. Y que haya información oficial completa y oportuna.
