Funcionarios caribeños exigieron el viernes más acceso a financiación y ayuda para luchar contra el cambio climático, un par de semanas después de que el huracán Beryl devastara la región.
Por lo que, la petición urgente se hizo en una reunión de la OEA en Washington, D.C., donde los funcionarios señalaron que la histórica tormenta puso de relieve la vulnerabilidad de las islas pequeñas. Beryl causó la muerte de al menos siete personas en el Caribe y arrasó con casi toda la infraestructura de algunas de las islas que conforman Granada y San Vicente y las Granadinas.
”(Estamos) en primera fila”, aseguró Virginia Albert-Poyotte, delegada de Santa Lucía, quien pidió que se proporcione más financiación para el tema climático y que las instituciones financieras incluyan cláusulas especiales sobre desastres naturales.
Tanto Albert-Poyotte como otros delegados señalaron que las pequeñas islas caribeñas suelen tener una infraestructura precaria y economías frágiles que dependen del turismo y la pesca.
Dicha resolución aprobada el viernes por la OEA afirmaba que los huracanes anteriores han provocado un aumento de las primas de seguros, mayores índices de desempleo y pobreza. Dicha resolución solicitaba el funcionamiento inmediato de un fondo para pérdidas y daños acordado en anteriores conferencias de la ONU sobre cambio climático para ayudar a los países vulnerables a reconstruir y también a prepararse para futuras tormentas.
La resolución también pedía que las instituciones financieras y de desarrollo liberaran fondos para las pequeñas naciones afectadas por desastres bajo mejores términos, “libres de condiciones onerosas”, y que “cancelaran, aplazaran o reprogramaran los pagos de la deuda”.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, indicó que los fondos destinados a las islas afectadas por Beryl son insuficientes, y que la ONU y los líderes caribeños solicitan al menos 9 millones de dólares en ayuda.
Advirtió que la gravedad de los desastres naturales está aumentando, y Beryl es una prueba de ello.
“Este es un indicio más de que la crisis climática está empeorando”, afirmó.
El delegado de Bahamas, Chet Neymour, criticó que los principales emisores de gases de efecto invernadero del mundo «hayan guardado silencio y no se hayan comprometido” a asumir sus responsabilidades, y señaló que el Caribe es una de las regiones más afectadas por el cambio climático, a pesar de ser una de las que menos contribuyen a dicho fenómeno.
“Naciones como la mía han tenido que hacer todo por sí mismas”, indicó, recordando que el huracán Dorian azotó las Bahamas en 2019 durante dos días como tormenta de categoría 5. “Hay vidas en juego”.
Los delegados hablaron sobre la necesidad de invertir en sistemas de alerta temprana e infraestructura resiliente, señalando que la temporada de huracanes del Atlántico acaba de comenzar.
La delegada Lynn Young, de Belice, puntualizó que los gobiernos también deben priorizar las negociaciones sobre financiación climática.
“El huracán Beryl subraya una realidad urgente… la crisis está aquí”, agregó.
En tanto, los científicos debaten cuál es exactamente el impacto del cambio climático en los huracanes, pero están de acuerdo en que hace más probable que las tormentas se intensifiquen rápidamente.
El huracán Beryl fue la primera tormenta de categoría 4 que se formó en el Atlántico en un mes de junio, pasando de ser una depresión sin nombre a un ciclón de categoría 4 en sólo 48 horas. Uno de los principales factores de su rápida intensificación fueron las aguas cálidas del Atlántico.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) ha pronosticado una temporada de huracanes más intensa que el promedio para 2024, con entre 17 y 25 tormentas con nombre. Se prevén hasta 13 huracanes y cuatro huracanes de categoría 3 o mayor.
Una temporada de huracanes promedio en el Atlántico suele producir 14 tormentas con nombre, siete de ellas huracanes y tres huracanes de categoría 3 o mayor.