19 Abril 2024

Necesidad de difundir la ética  

Teleuniverso

Por: Ramón Antonio Veras.

I.- Hablar de ética espanta 

1.- En ocasiones, los seres humanos embriagados de sueños, cargados de ilusiones, dominados por esperanzas y con sus cerebros hinchados de tantas y tantas ideas hermosas, terminan siendo, víctimas de desengaños.

2.- Algo semejante puede ocurrirle a quienes permanecen exaltados de ánimos, y su apasionamiento les lleva a creerse felicidades infundadas.

3.- Debemos actuar convencidos de que por más que queremos  ilustrar a los sectores más confundidos de la sociedad,  no basta con llevarles luz, si el sistema mantiene el oscurantismo, porque los grupos dominantes están interesados que predomine la desorientación.

4.- Dejar para después, postergar la educación de los hombres y mujeres del pueblo, responde a los intereses y deseos de las clases que se benefician de la  ignorancia. La falta de instrucción en los oprimidos, prolonga su explotación.

5.- Se puede llegar a pensar que sería un error gravísimo referirse a la liberación de los marginados sociales, en un ambiente de opresores,  lo mismo que constituye una apostasía exaltar la ética en un medio dominado por inmoralidades.

II.- Reiterar el mensaje de la ética

6.- Al escribir varios artículos con relación al descalabro de la ética en el ambiente dominicano, no escapa a nuestro conocimiento que podemos caer en ser de los ingenuos que no comprenden  que sus sermones de «moral educativa» significan una traición a los intereses de  las clases oprimidas.

7.- No desconocemos que los problemas sociales solo en la vida social tienen solución; que las clases dueñas del poder  se ocupan de la educación en la medida que favorece a sus ganancias y sin que la instrucción llegue a ser un arma en manos de los pobres.

8.- El fango social dominicano se caracteriza por las más bajas pasiones, expresadas en la deshonra, indignidades y deshonor. Por tanto,  a falta de la más mínima ética, cualquier mensaje para adecentar hace menos pestilente el ambiente. 

 9.- Aunque no es más que una necedad que incomoda a los que bien se sienten en este clima adecuado para inconductas, nada quita exponer sobre la ética, aunque la misma sea echada en zafacón roto, relegada al olvido o mil veces maldecida como necia. 

10.- Abordar en nuestro país el asunto de la ética, poco importa que sea considerado fuera de tiempo y de razonamiento, lo implícito o imprudente, no quita lo oportuno, lo pertinente, tratar de que se escuche algo relacionado con decencia.

11.- Cualquier espacio debe ser aprovechado para ir sembrando la idea de que no debemos continuar viviendo en un círculo social solo adecuado para personas que disfrutan las acciones censurables, pero rechazan las no pecaminosas.

 12.- Lo que debe desear lo mejor de nuestro pueblo es limpiar, sentirse que vive en su país y que es aseado en lo ético y moral,  diferente al que ha padecido con bases alejadas del adecentamiento.

III.- Necesidad de una sociedad nueva para una ética nueva 

13.- La existencia decente  la llegará a tener la comunidad dominicana, cuando cada uno de sus miembros decida obrar respondiendo a la decencia,  fruto de la probidad, que no sería otra cosa que la integridad,  como consecuencia de su accionar ético.

14.-  Nuestro país se ha degradado moralmente porque ha asimilado las lacras que genera el presente ordenamiento económico y social,  que cada vez más exhibe sus fallas y, por tal razón, la moralidad está de capa caída.

15.-  Portarse bien, actuar correctamente y ser honesto, hace tiempo que ya no son tomados en cuenta en las relaciones que se dan entre dominicanos y dominicanas. El comedimiento no está en nosotros porque lo indecoroso ocupa  su espacio.

16.- La realidad está enseñando a las dominicanas y a los dominicanos, que la sociedad donde convivimos cada día empeora más, tiende a  descomponerse desde el punto de vista ético y moral, y  la agudización de las inmoralidades deben motivar preocupación en la gente auténtica.

17.- La poca ética que quedaba en la conciencia de algunos grupos humanos del país,  se les ha agotado, y con su terminación no le queda otra cosa que ser de igual bajo proceder que la mayoría. El correcto actuar está liquidado.

18.- Ser testigo del descalabro ético en el proceder de la mayoría de nuestros connacionales, genera malestar psíquico que lleva a inestabilidad emocional; entristece y nos hace sentir que formamos parte de una sociedad que abruma.

19.- El hecho de la mayoría de nuestros coterráneos accionar  sin apego a principios éticos y morales,  nos coloca en una situación digna de lástima,  lo que debe motivarnos a reflexionar, para cambiar de rumbo, y con una orientación para construir un nuevo país, sostenido en otro orden social que venga acompañado de una ética y nueva moral.

20.- Con todo pesar hay que decirlo, pero la triste realidad es que en el ambiente dominicano se han encompinchado la opresión material y la degradación ética; mezclando lo impúdico y la pobreza; armonizando la depauperación del pueblo y la desvergüenza, en fin, hay chanchullo entre la minoría nacional y su deseo de que se mantenga la ausencia de ética,  para que siga predominando el vivir en el descalabro del correcto proceder.

 

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