5 Diciembre 2025

"No es pereza, es neurodivergencia"

Teleuniverso

Descubrir que eres neurodivergente en la adultez puede cambiar tu vida. Detrás de la distracción, la sensibilidad extrema o las dificultades sociales, puede haber un cerebro que funciona diferente, no peor.

Durante décadas, muchas personas han vivido en silencio con una sensación de no encajar, de ser «demasiado intensas», «muy distraídas», o socialmente torpes. Hoy, la ciencia le pone nombre a esto: neurodivergencia. Agrupa condiciones como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y el Trastorno del Espectro Autista (TEA) en su forma leve o de alto funcionamiento.

¿Es una patología o una forma distinta de procesar el mundo?

La neurodivergencia no es una enfermedad en sí, sino una condición del neurodesarrollo que implica un estilo cognitivo distinto. Sin embargo, cuando no se identifica ni se aborda adecuadamente, puede generar un profundo sufrimiento emocional, disfunción social y baja autoestima. Su impacto en la calidad de vida es comparable al de muchas patologías psiquiátricas.

En la adultez, la neurodivergencia se presenta con síntomas como:

  • Dificultad para concentrarse o mantener la atención (TDAH).
  • Hiperfocalización en tareas que generan interés.
  • Impulsividad, desorganización, olvidos frecuentes.
  • Sensibilidad sensorial (ruidos, luces, texturas).
  • Dificultad para interpretar normas sociales o empatizar (TEA leve).
  • Agotamiento tras interacciones sociales.
  • Baja tolerancia a la frustración.

Muchas personas lo descubren al enfrentarse a fracasos laborales, rupturas sentimentales o al llevar a sus hijos a consulta por diagnósticos similares.

Estudios de neuroimagen han mostrado diferencias estructurales y funcionales en la corteza prefrontal, el sistema dopaminérgico y la amígdala cerebral. El TDAH está asociado a hipofuncionalidad de la dopamina y noradrenalina. El TEA presenta alteraciones en redes de conexión social y sensorial.

Cerebro neurodivergente procesando estímulos de manera diferente.

Un adulto neurodivergente no diagnosticado puede sentirse «fracasado crónico». En el trabajo, suele cambiar de empleo con frecuencia, evitar reuniones o tener conflictos con superiores. En el entorno familiar, puede ser percibido como frío, inestable o «difícil de entender». Esto alimenta cuadros de depresión, ansiedad y conductas evitativas.

Algunas condiciones neurológicas pueden exacerbar la neurodivergencia, como:

  • Traumatismos craneoencefálicos leves.
  • Epilepsia del lóbulo temporal.
  • Enfermedades neuroinflamatorias.
  • Prematuridad extrema (con daño neurológico leve).

El riesgo aumenta si hay antecedentes familiares, complicaciones perinatales o exposición prenatal a toxinas. Las mujeres suelen enmascarar sus síntomas, lo que retrasa el diagnóstico. Ellas tienden a desarrollar más ansiedad y trastornos alimentarios; los hombres muestran más hiperactividad e impulsividad.

El abordaje incluye evaluación psiquiátrica y neuropsicológica, psicoeducación, terapia farmacológica, rehabilitación neurocognitiva, acompañamiento psicoterapéutico, estrategias de funcionamiento diario, etc.

En Santo Domingo, contar con un psiquiatra con experiencia en rehabilitación neurocognitiva permite transformar la vida de un adulto neurodivergente y permite a las familias dominicanas, así como los turistas que nos visitan, pueden acceder a un tratamiento integral para recibir atención especializada en los momentos más cruciales

Sentirte diferente no es tu culpa. Pero quedarte solo con ese dolor emocional, sí puede ser peligroso. Muchos casos de suicidio están relacionados con condiciones no diagnosticadas. El suicidio es prevenible. La clave está en hablar, escuchar y actuar. Porque la salud mental es lo primero, y merece ser tratada con la misma urgencia que cualquier dolencia física.

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