5 Diciembre 2025

Nomofobia

¿Sientes ansiedad si olvidas el celular o no tienes señal? Tal vez la nomofobia ya afecta tu salud mental.

Teleuniverso

En la era de la hiperconectividad, muchos piensan que sentirse incómodo sin el teléfono es “normal”. Pero ¿qué pasa cuando esa incomodidad se convierte en pánico, taquicardia, irritabilidad o angustia incontrolable? Esta sensación no es simple molestia: es nomofobia, un trastorno emergente que cada día gana más terreno en la consulta psiquiátrica.

Imagínate saliendo de casa, llegando al trabajo o a una reunión importante… y de repente, te das cuenta de que no tienes tu celular. El corazón se acelera, sudas, sientes una angustia que no puedes explicar. No estás solo. Este fenómeno tiene nombre y está creciendo alarmantemente: la nomofobia (abreviatura de «no-mobile-phone phobia») es el miedo irracional a estar sin el teléfono móvil. Aunque parezca exagerado, esta condición se ha convertido en una forma moderna de ansiedad, potenciada por la hiperconectividad de nuestras rutinas.

Aunque aún no figura como diagnóstico independiente en el DSM-5, cada vez más estudios lo asocian con cuadros de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo y adicción comportamental. La nomofobia está siendo cada vez más reconocida en estudios psiquiátricos como una variante de los trastornos de ansiedad.

Se caracteriza por un conjunto de síntomas que interfieren con el bienestar emocional, la productividad y la salud relacional. Entre sus manifestaciones más comunes se encuentran:

Los síntomas más comunes incluyen:

  • Ansiedad intensa o ataques de pánico al perder el celular.
  • Revisión compulsiva (notificaciones o redes sociales) del dispositivo cada pocos minutos.
  • Irritabilidad si no hay señal, Wi-Fi o batería.
  • Insomnio o dificultades para dormir por estar «atento al celular» o este no está cerca.
  • Irritabilidad al no recibir respuesta inmediata a mensajes.
  • Sensación de “vacío” o desconexión del mundo si se está sin internet.
  • Dificultad para mantener una conversación o una tarea sin distracción digital.

Un estudio de la Universidad de Granada (2023) demostró que el 74% de los adultos jóvenes experimentan al menos uno de estos síntomas semanalmente.

A nivel neurológico y bioquímico, la nomofobia activa las mismas regiones del cerebro asociadas a las adicciones tradicionales. El circuito dopaminérgico (encargado de la recompensa) se ve alterado: cada notificación refuerza la conducta, liberando dopamina y generando dependencia.

Estudios recientes han demostrado también alteraciones en la amígdala cerebral, encargada de procesar el miedo y la ansiedad, y un aumento del cortisol, la hormona del estrés, al separarse del móvil.

Psicológicamente, este cuadro suele acompañarse de baja autoestima, miedo a la exclusión (FOMO), dependencia emocional y patrones de apego ansioso.

Familia en mesa con móviles y comida.

¿Cómo afecta nuestra vida diaria?

  • En el trabajo:reduce la productividad, aumenta la procrastinación y genera conflictos por distracción constante.
  • En la familia: disminuye la calidad de las interacciones. Se habla menos, se escucha menos. La presencia física no garantiza una conexión emocional.
  • En los niños y adolescentes: el impacto es mayor. Se alteran los ciclos de sueño, la regulación emocional, el rendimiento escolar y el desarrollo social. Muchos presentan síntomas de depresión y ansiedad, vinculados al uso excesivo de redes sociales.

¿A quiénes afecta más?

  • Mujeres: tienden a experimentar más ansiedad por desconexión emocional, especialmente en contextos de comunicación constante con familia o pareja.
  • Hombres: pueden desarrollar una dependencia más marcada a contenidos específicos (juegos, noticias, apuestas).
  • Niños y adolescentes: están en alto riesgo de neuroplasticidad negativa. La dependencia temprana al móvil afecta el desarrollo de funciones ejecutivas, atención sostenida, empatía y con consecuencias graves en su desarrollo social, académico y emocional.
  • Adultos mayores: algunos desarrollan dependencia como forma de adaptación social o para compensar soledad, generando también niveles altos de ansiedad al no tener señal.

Factores de riesgo:

  • Baja autoestima
  • Historia de trastornos de ansiedad
  • Entornos laborales hiperconectados
  • Crianza sin límites tecnológicos
  • Falta de regulación emocional

Actualmente, la consulta con un psiquiatra especializado permite detectar el nivel de afectación, diferenciarlo de otros trastornos y diseñar un plan terapéutico personalizado, que puede incluir: Terapia cognitivo-conductual, Regulación farmacológica cuando se requiere, rehabilitación cognitiva, terapia familiar, Técnicas de higiene digital y mindfulness

En Santo Domingo, contar con un psiquiatra con experiencia en rehabilitación neurocognitiva permite a las familias dominicanas, así como a los turistas que nos visitan, acceder a un tratamiento integral y de vanguardia. Porque la salud mental no es un lujo: es una necesidad.

El primer paso es reconocer el problema sin vergüenza. No se trata de eliminar la tecnología, sino de aprender a convivir con ella de manera saludable.

Estar conectados no siempre significa estar bien. Si tu celular determina tu humor, tu ansiedad o tu capacidad para estar presente, ha llegado el momento de pausar. Buscar ayuda no es debilidad: es salud. La salud mental es para todos. Es lo primero.

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