Siete presuntos secuestradores fueron abatidos y un policía falleció en el marco de un operativo antisecuestro que tuvo lugar en la provincia costera de Santa Elena, en el suroeste de Ecuador.
Mientras tanto, la Policía informó este martes que unidades policiales llevaron a cabo el lunes un operativo en el sector de Pedro Carbo, en la provincia del Guayas, relacionado con un delito de secuestro extorsivo. Durante el operativo, aprehendieron a un presunto integrante del grupo delictivo «Los Lobos», calificado como «terrorista» desde 2024, cuando el presidente, Daniel Noboa, declaró el ‘conflicto armado interno’ en el país.
Continuando con las líneas de investigación, esta madrugada se llevó a cabo una intervención en el sector Los Ceibos, en Santa Elena, donde los uniformados fueron recibidos con disparos de arma de fuego. En uso legítimo de la fuerza, abatieron a siete delincuentes y aprehendieron cinco armas, señaló la institución del orden.
A través de esta intervención, falleció el sargento de Policía Danny Chaguaro, del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), señaló.
El suceso ocurrió pocos días después de que once militares fueran asesinados en una emboscada en la región amazónica, mientras llevaban a cabo un operativo contra la minería ilegal.
El Ejército de Ecuador atribuye el hecho a los Comandos de la Frontera, un grupo disidente de la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que aparentemente niega su responsabilidad en esta matanza.
El enfrentamiento se registró en el sector llamado Alto Punino, una zona situada en la cuenca alta del río Punino, donde en los últimos años han proliferado los campamentos de mineros ilegales de oro que se encuentran en el límite provincial entre las regiones amazónicas de Napo y Orellana, separadas de Colombia por la provincia de Sucumbíos.
A varios puntos de este sector llegaron en helicópteros cuatro equipos de combate, conformados por 80 militares de la Brigada de Selva 19 Napo del Ejército ecuatoriano.
Uno de los equipos fue emboscado con explosivos, granadas y fusiles, lo que resultó en la muerte de once militares y dejó a uno herido, además de un fallecido del grupo armado.
Los Comandos de la Frontera afirmaron que no son responsables de la matanza, en un mensaje divulgado por medios de comunicación de Colombia, cuya autenticidad aún no ha sido confirmada.