Si algo nos intriga a los psicólogos clínicos con especialidad en terapia de parejas es la frecuencia con la que los pacientes repiten una y otra vez la misma elección con respecto a sus potenciales compañeros de vida… todos reconocemos este patrón con el conocido “tropezar con la misma piedra”.
Señores, este patrón llega tan lejos que algunas investigaciones como la publicada en plos genetics, concluye que la elección de la pareja tiene un componente genético. y lo ubican en la región del genoma de la respuesta inmunitaria conocida como MHC… entonces, ¿quiere decir que estamos condenados a repetir una y otra vez el mismo tipo de pareja tras una ruptura…?
Bueno, esto tan solo es el resultado de una línea de investigación basada en animales, porque otros factores también deben ser considerados… como la investigación realizada por la Universidad de Toronto que atribuye este patrón a una tendencia de continuar teniendo parejas con una personalidad parecida al del ex, especialmente si se trata de personas introvertidas, renuentes a conocer gente nueva, diferente.
Pero, ¿como es posible que los seres humanos estemos inclinados a repetir experiencias negativas, desagradables, repetir un patrón dañino? porque cuando se abandona una relación tóxica, la razón nos indica que debemos justamente evitar ese tipo de personas, entonces…¿ porque hacemos todo lo contrario…?
¡Volvemos a chocar con la misma piedra!
Otro estudio cualitativo de la universidad nacional autónoma de méxico arrojó que el hecho de comprometerse con esa persona y no con otra tiene que ver con la relación de los sujetos con sus propias familias. Así concluye el estudio.” “podemos observar que el nivel de diferenciación obtenido y desarrollado en la familia de origen es trasladado a la relación de pareja y posteriormente a la relación con los hijos”.
No vamos a negar todas estas posibilidades que conducen a volver a sacar una mala fotocopia de otra mala fotocopia cuando elegimos nuevas parejas, pero de lo que sí estoy convencido es que este patrón retorcido, ineficaz y estéril va a permanecer hasta que no le pongamos pecho a nuestra incapacidad de ver y asumir nuestros propios problemas en las relaciones.
Es que nos creemos que el problema es siempre del otro… y no es así, tenemos nuestros propios dilemas, inseguridades, hábitos malsanos, crianza defectuosa, creencias que entorpecen nuestras interacciones… entonces, antes de comenzar a señalar al otro y sacarle sus trapitos al sol, debemos mirarnos en ese espejo y comenzar por ahí…
Es cierto, que abundan los trastornados, codependientes, irresponsables afectivos, pero , repito, si no comenzamos por nosotros mismos, el patrón continuará dañando, estropeando, abortando toda nueva persona que llegue a nuestra vida y simplemente la despacharemos con la misma canción de siempre.
