16 Mayo 2025

Prisioneros de la Mente

El Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) no es solo manías o perfeccionismo. Es una lucha silenciosa contra pensamientos intrusivos que esclavizan. Aprender a detectarlo y tratarlo puede cambiar —y salvar— vidas.

Teleuniverso

En un mundo donde se glorifica el orden, la precisión y la hiperproductividad, muchas personas confunden ciertas costumbres repetitivas con lo que realmente es el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Este trastorno, lejos de ser una simple “manía”, es una condición psiquiátrica compleja y profundamente incapacitante, que afecta el bienestar emocional, las relaciones personales y la funcionalidad diaria de quien lo padece.

Detectarlo a tiempo y comprenderlo desde la evidencia científica es fundamental, tanto para los pacientes como para su entorno.

El TOC se caracteriza por la presencia de obsesiones (pensamientos, imágenes o impulsos intrusivos, recurrentes y no deseados) y compulsiones (conductas repetitivas o rituales que la persona siente que debe realizar para reducir la ansiedad generada por la obsesión).

Ejemplo clásico: el pensamiento intrusivo de que uno podría contaminarse (obsesión) lleva a lavarse las manos 50 veces al día (compulsión). Pero hay otros menos evidentes: contar mentalmente, necesidad extrema de simetría, miedo a causar daño, revisar cerraduras una y otra vez.

¿Es TOC o solo una costumbre?

Esta es una pregunta frecuente. Tener hábitos o rutinas no implica padecer TOC. La diferencia radica en:

  • El nivel de angustia que genera no realizar la acción.
  • La cantidad de tiempo que ocupa (más de 1 hora al día).
  • El grado en que interfiere con la vida personal, laboral o social.
  • La presencia de pensamientos intrusivos que no se pueden controlar.

Un hábito genera orden. El TOC genera sufrimiento.

El TOC puede aparecer en cualquier etapa de la vida, pero suele comenzar en la adolescencia o adultez temprana. Afecta tanto a hombres como mujeres, aunque las mujeres presentan mayor vulnerabilidad en etapas hormonales clave como el embarazo, posparto y menopausia.

Factores de riesgo incluyen:

  • Antecedentes familiares de TOC u otros trastornos de ansiedad.
  • Historia de abuso o trauma.
  • Perfeccionismo extremo.
  • Disfunción en circuitos cerebrales relacionados con la regulación emocional (corteza orbitofrontal, ganglios basales, tálamo).

En los últimos años, el TOC ha ganado visibilidad gracias a figuras públicas que han compartido su experiencia. La actriz Amanda Seyfried habló abiertamente sobre su lucha con pensamientos obsesivos y la necesidad de repetir acciones para calmar su ansiedad, lo que visibilizó el trastorno ante millones.

En redes sociales, el hashtag #MyOCDStory acumula miles de testimonios que desmienten mitos y exponen la realidad: el TOC no es gracioso ni decorativo, es paralizante.

Paciente con TOC hablando con doctora.

El TOC mal diagnosticado o no tratado puede evolucionar hacia depresión, ansiedad generalizada, fobia social o aislamiento extremo. Un psiquiatra puede determinar el nivel de severidad, descartar otros diagnósticos, y diseñar un plan de tratamiento efectivo y personalizado que conlleva: Psicoterapias como TCC, familiar, mindfulness, reestructuración cognitiva y psicofármacos. La combinación de intervención médica y psicológica es clave. En casos resistentes, se evalúan opciones como la estimulación cerebral profunda o tratamientos neurocognitivos avanzados.

En Santiago y en Punta Cana, contar con un psiquiatra con formación en rehabilitación neurocognitiva y terapia familiar permite a las familias dominicanas como a los turistas que nos visitan el poder acceder a un tratamiento integral para recibir atención especializada es una prioridad que está a tu alcance para transformar tu vida y devolver la autonomía a quienes más lo necesitan.

Vivimos atrapados en la idea de que hay que controlar todo. Pero a veces, es la mente la que nos controla a nosotros. El TOC no es una rareza: es una condición real que merece respeto, comprensión y tratamiento profesional.

No ignores los síntomas. No normalices el sufrimiento.

En Punta Cana, tienes a tu disposición atención psiquiátrica de calidad, con enfoque científico y humano. Porque la salud mental es para todos, y es lo primero.

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