
El desconocimiento y el estigma retrasan la atención psiquiátrica, agravan las enfermedades y dañan familias, trabajos y comunidades. La información y la consulta temprana salvan vidas.
En pleno siglo XXI, muchas personas siguen viendo la visita al psiquiatra como un acto de debilidad, locura o fracaso personal. Este estigma —profundamente arraigado en nuestra cultura— impide que miles de dominicanos consulten a tiempo, reconozcan los síntomas o se adhieran al tratamiento adecuado. Y mientras tanto, las enfermedades mentales avanzan, silenciosas pero devastadoras.
Como psiquiatra, con formación especializada en neuropsicología clínica, terapia familiar y alta gerencia, he visto cómo el miedo al qué dirán retrasa diagnósticos, el interrumpir tratamientos desintegra familias y, en los peores casos, conduce a tragedias evitables (EJ: tragedia que ocurrió en junio 2025 en el sector Naco D.N.).
Las enfermedades mentales son tan reales como la hipertensión o la diabetes. Trastornos como la depresión, ansiedad, bipolaridad o TEPT tienen bases neurobiológicas demostrables. Implican desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina, dopamina, GABA o noradrenalina, alteraciones en el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, y cambios estructurales observables en neuroimagen (corteza prefrontal, sistema límbico, amígdala, etc.).
Estudios del Lancet Psychiatry Journal (2023) muestran que el 70% de los trastornos mentales comienzan antes de los 24 años, y que el 50% de las personas abandonan su tratamiento antes del primer año, agravando su condición.
¿Por qué la gente no busca ayuda?
La falta de atención a la salud mental tiene consecuencias reales:
Abandonar un tratamiento agrava la situación: estudios recientes publicados en The Lancet Psychiatry (2024) demuestran que interrumpir la medicación aumenta el riesgo de recaídas en un 60 %, con mayor deterioro funcional y riesgo de hospitalización.
Los factores de riesgo varían:
Además, patologías neurológicas como epilepsia, Parkinson, los trastornos del neurodesarrollo neuronal, las lesiones cerebrales traumáticas pueden desencadenar o agravar síntomas psiquiátricos, fenómeno conocido como diasquisis.
Acudir al personal de salud mental (psiquiatra, psicólogos, etc.) no es señal de debilidad, sino de valentía. Un diagnóstico temprano permite tratamientos menos invasivos y más eficaces.

En Santiago y en Santo Domingo, contar con un psiquiatra con experiencia en rehabilitación neurocognitiva brinda a las familias dominicanas, así como a los turistas que visitan, la oportunidad de recibir un tratamiento integral y especializado en los momentos más cruciales. Esta atención de alta calidad combina terapia, tecnología y un enfoque humano que salva vidas.
En una sociedad donde cada vez más personas enferman por dentro mientras sonríen por fuera, priorizar la salud mental es un acto de amor propio y responsabilidad social. Hoy, más que nunca, la consulta psiquiátrica debe ser vista como lo que realmente es: una herramienta de bienestar, crecimiento y prevención.
La mente es el motor de cada proyecto, relación y sueño. Ignorar sus señales es como conducir sin frenos. Romper el silencio es el primer paso, buscar ayuda profesional y perseverar en el tratamiento es un acto de amor propio y de responsabilidad con quienes nos rodean. La salud mental es para todos y es lo primero.