15 Marzo 2025

Se agrava la crisis educativa en escuelas del Cibao

Anteriormente, la matrícula ascendía a 80 estudiantes, repartidos en las cuatro aulas que funcionaban en el plantel, aunque con una mínima área de recreación.

  • Brenda Nuñez
  • lunes 27 enero, 2025 - 9:07 AM
  • 3 minutos de lectura
Teleuniverso

El año escolar 2024-2025 sigue corriendo y, en el Cibao, las problemáticas y desafíos que han afectado a las escuelas y todos sus actores desde el inicio de este ciclo, continúan en aumento y cada vez más agudizados.

La situación se extiende desde alumnos recibiendo docencia en una iglesia, falta de maestros, y carencia de personal de apoyo y limpieza, hasta estudiantes y docentes ingresados constantemente por intoxicaciones con pesticidas lanzados en las parcelas agrícolas en las proximidades de los planteles escolares.

Iniciando con el Centro Educativo Multigrados Angelita Suárez, ubicado en la comunidad rural de El Aguacate, en el distrito municipal San Francisco de Jacagua, al norte de Santiago, donde aproximadamente 30 niños reciben docencia en la capilla de la localidad, luego de que en marzo de 2024 el Ministerio de Educación demoliera la escuela con el fin de construir otra en un lapso de cuatro meses. 

Una pared improvisada en madera divide en dos el lateral izquierdo del templo que los maestros han habilitado para impartir las clases. De un lado, están los niños de primero, segundo y tercero de primaria; del otro, los de cuarto y quinto.

Anteriormente, la matrícula ascendía a 80 estudiantes, repartidos en las cuatro aulas que funcionaban en el plantel, aunque con una mínima área de recreación.

Con la demolición del centro y el poco espacio disponible en la iglesia, los alumnos de sexto, séptimo y octavo grado se vieron en la obligación de ser trasladados a la Escuela Nicolás Tolentino Domínguez, que se encuentra aproximadamente a dos kilómetros de distancia, en la comunidad vecina de Salamanca.

Para llegar allí, los niños caminan por una enorme pendiente. Hasta hace unos meses, en que fue asfaltada la carretera, la vía era de tierra y gravillas. Según cuentan los padres, cuando llovía los estudiantes perdían docencia por el difícil acceso al plantel que provocaba el lodo y la corriente de agua bajando la montaña. 

Además, el arroyo Salamanquita tiende a desbordarse con la lluvia e impedir el paso hacia la escuela.

Ahora, “aunque la calle está buena, los pobres vienen ahogándose”, dicen, por el esfuerzo físico que conlleva subir esta parte de la loma.

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