Para que empecemos con el pie derecho: no existe un sufrimiento bueno, un dolor si, porque el dolor nos advierte, nos abre los ojos, pero el sufrimiento es una pérdida de tiempo y lo único que hace es debilitar a quien lo padece…
Porque el sufrimiento es lo que yo interpreto de lo que debería ser mi vida y si eso que ocurre en mi vida no me gusta, entonces yo sufro, porque mi mente comienza a pelear con la realidad, y como nadie puede ganarle a la realidad, entonces esa mente origina sufrimiento.
Muchos de nosotros utilizamos el sufrimiento para convertirnos en víctimas, creyéndonos el cuento de que si sufro por alguien entonces mi dolor es abnegado, caritativo, bondadoso…
“Imagínate, esa es la vida que me ha tocado vivir” “Esa es la voluntad de Dios”.
“No puedo abandonarlo porque se moriría sin mis cuidados”.
“Yo me desvivo por mis hijos”.
“Yo me sacrifico con tal de que los demás estén bien”.
Todo eso es pura victimización. Usted simplemente ha elegido el papel de mártir y sabe una cosa… eso no le va a servir de nada y estará haciendo más daño que bien.
Vamos a ver esto un poco más adentro.
¿Porque usted se echa la culpa de los errores ajenos?
¿Porque usted oculta el abuso que recibe, sea físico o psicológico?
¿Porque usted permite que lo desconsideren en público o en privado?
¿Porque usted deja que sus hijos le falten al respeto?
¿Porque usted siempre se conforma con menos y permite que los demás abusen de su generosidad?
Se da cuenta…
Usted, y solo usted es el que está fomentando ese sufrimiento que no sirve para nada y lo está convirtiendo en un hábito peligroso al considerar que el sufrimiento es bueno si los demás se benefician… es decir, que usted no cuenta, que usted no es también una persona.
No siga por este camino, no tape al hijo delincuente, no le coja pena al esposo que la golpea…ya existen muchos abusadores, adictos, embaucadores, tramposos, tóxicos, no se ofrezca como voluntario para recibir todo el veneno que llevan en su alma…
Salgase de ese sufrimiento de la gata que el padre no lo trajo a esta tierra para que todos lo usen y luego lo tiren como un trapo viejo.
¡Sufrimiento, bueno! shhhh… ¡que disparate!