¿Te cuesta mantener la atención en una conversación?, ¿Tu escritorio es un caos constante?, ¿Sientes que vives en un remolino de pensamientos incontrolables?, ¿Sientes que siempre tienes demasiado por hacer, pero nunca logras completar tus metas?, ¿Te cuesta organizar tus ideas o concentrarte en tareas importantes?
Estas experiencias pueden no ser simplemente “falta de organización” o “estrés”. Podrías estar enfrentando el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) en la adultez, una condición neuropsiquiátrica que va más allá de la niñez y afecta a millones de personas en silencio.
Aunque suele asociarse con niños inquietos, investigaciones recientes, como las publicadas en The Lancet Psychiatry y Current Psychiatry Reports, confirman que hasta un 60% de los casos de TDAH persisten en la adultez. Sin embargo, la mayoría de los adultos con esta condición permanece sin diagnóstico, luchando con síntomas que interfieren en su calidad de vida.
El TDAH en adultos puede ser más difícil de reconocer porque los síntomas no siempre incluyen hiperactividad física evidente. En cambio, se presenta con síntomas más sutiles, pero igualmente debilitantes:
Estas conductas no son simples rasgos de personalidad; son señales de un trastorno neuropsiquiátrico que afecta la regulación de neurotransmisores que tienen que ves en los procesos de la atención, motivación y recompensa del cerebro.