El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció el miércoles que impone aranceles del 125% a los productos chinos en respuesta a las represalias de Pekín, pero reducirá los gravámenes al resto del mundo al 10%.
«Debido a la falta de respeto que China ha mostrado hacia los mercados mundiales (…) elevo el arancel cobrado a China por Estados Unidos al 125%, con efecto inmediato», escribió Trump en su red Truth Social. Y como más de 75 países han solicitado negociaciones autorizo «una pausa de 90 días y un arancel recíproco sustancialmente reducido durante este período, del 10%, también con efecto inmediato», añadió.
El cambio de rumbo se produjo después de que los aranceles globales generalizados que Trump anunció la semana pasada provocaran una caída de cuatro días en los mercados financieros mundiales, paralizaran a las empresas y aumentaran los temores de que las economías de Estados Unidos y del mundo caerían en recesión.
El giro de Trump el miércoles culminó una semana salvaje en la política comercial de Estados Unidos. El miércoles 2 de abril —que Trump designó como “Día de la Liberación»— el presidente anunció planes para imponer aranceles a casi todos los países del mundo, trastornando el sistema comercial mundial. El primero de sus nuevos aranceles —un impuesto “base” del 10% sobre las importaciones de la mayoría de los países— entró en vigor el sábado.
A la medianoche del miércoles, aumentó la apuesta al imponer lo que llamó impuestos “recíprocos” a países a los que acusó de prácticas comerciales desleales y aumentar los déficits comerciales de Estados Unidos. Esos son los aranceles que suspendió por 90 días, diciendo que la pausa daría tiempo a los países para negociar con él y su equipo comercial.