
La salud mental no se repara solo con medicación o terapia, también necesita pausas. Las vacaciones no son un lujo, son una necesidad biológica y emocional.
Decidimos realizar una merecida pausa laboral en el mes de agosto, esta pausa nos permitió unificar el amor familiar, pero sobre todo poder disfrutar en familia lo que Dios cada día nos regala.
¿Por qué necesitamos vacaciones?
En un mundo que glorifica la productividad y donde descansar parece sinónimo de debilidad, “las vacaciones son vistas como un privilegio y no como lo que realmente son: un derecho y una urgencia neuropsicológica”.
El cerebro humano no fue diseñado para estar en estado de alerta constante, sin pausas ni desconexión. De hecho, “la falta de descanso puede alterar gravemente los circuitos cerebrales que regulan el estado de ánimo, la memoria, el juicio y la creatividad”.
¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando no descansamos?
La exposición prolongada al estrés activa el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), responsable de la respuesta al estrés. Esto provoca una liberación sostenida de cortisol, la hormona del estrés, lo que lleva a inflamación cerebral, alteración de la plasticidad neuronal y cambios estructurales en regiones como el hipocampo, la amígdala y el córtex prefrontal.
Estudios de Harvard Medical School (2022) y la Organización Mundial de la Salud (2023) han demostrado que “las personas que no toman vacaciones presentan un 30% más de riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad, depresión y burnout”, en comparación con quienes desconectan al menos una vez al año por más de 7 días consecutivos.
No es necesario tener una crisis emocional para justificar un descanso.
Algunos síntomas clave de que tu mente está pidiendo vacaciones incluyen:
Estas manifestaciones no son caprichos ni “baja energía”, son respuestas de un sistema nervioso agotado.
Las vacaciones no solo mejoran el estado de ánimo, también “restablecen el equilibrio neuroquímico”. Durante un descanso prolongado y placentero: Disminuye el cortisol, aumenta la dopamina, relacionada con el placer; se regula la serotonina, clave para el bienestar emocional. Se restablece la neuroplasticidad, favoreciendo la resolución de problemas y la creatividad, además el sistema inmunológico se fortalece.
Un estudio de The American Journal of Psychiatry (2023) evidenció que “los pacientes con trastornos depresivos resistentes al tratamiento mejoraban significativamente tras períodos de desconexión estructurada y descanso planificado”, especialmente cuando se combinaba con entornos naturales.
¿Cómo afecta a nuestra vida laboral y familiar?
Cuando una persona no descansa y decide no tomar vacaciones y prefiere por la razón que fuera, tomar el pago extra:
Con el pasar del tiempo, la ausencia prolongada de descanso puede desencadenar o agravar:
En las mujeres: Se enfrentan al “doble turno” laboral y doméstico. Reportan mayor carga mental, trastornos del sueño y sensación de culpa al descansar.
En los hombres: Suelen negar la necesidad de descanso, lo que los expone a crisis emocionales inesperadas, abuso de sustancias o colapsos repentinos.
En los niños y adolescentes: La sobreexigencia académica y el estrés familiar impactan su desarrollo emocional. Las vacaciones estructuradas (sin pantallas todo el día) favorecen su salud mental y su vínculo con los cuidadores.

En Santiago y en Santo Domingo Contar con un psiquiatra especializado en rehabilitación neurocognitiva y terapia familiar permite que tanto familias dominicanas como turistas que nos visitan puedan acceder a un enfoque integral, cálido y clínicamente fundamentado. La mente también necesita vacaciones, pero cuando ya no puede descansar sola, necesita ayuda profesional.
Trabajar sin parar no es sinónimo de éxito, es una receta para el colapso.
Las vacaciones no son un lujo: “son una estrategia de salud mental, una inversión en ti mismo y en tu futuro emocional”.
Si sientes que por más que lo intentas no logras desconectar, si el placer ha desaparecido de las cosas simples o si tu cuerpo ya no responde, es momento de pedir ayuda. Porque la salud mental es para todos. Y es lo primero.