Por: Ramón Antonio Veras.
1.- Hace unos días escribí un artículo con el título: Descenso del movimiento progresista en el país, en el cual ponía de manifiesto la firmeza, sensibilidad y entrega de la generación que constituía la juventud dominicana de ese período del año 1960.
2.- Aquella pléyade de jovencitos y jovencitas, que ya en la década del cincuenta del siglo pasado había comenzado a preocuparse por la actividad política, la asumió con entrega y compromiso cívico, ciudadano y social.
3.- Ese material humano que en el pasado incursionó en la política, llegó a ella por convencimiento, con la seguridad que generan las convicciones nacidas del estudio y la comprensión de los diferentes fenómenos sociales.
4.- Puros ideales y creencias bien fundadas, motorizaron a jovencitos y jovencitas a estar presentes en los más diversos proyectos políticos, sin tomar en cuenta los riesgos que entrañaban formar parte de los mismos.
5.- Los objetivos perseguidos por aquellos principiantes políticos, no eran otros que liberar al país de todo lo que representaba impedimento para su progreso y para el bienestar de toda la comunidad dominicana.
6.- En cada actuación de los que aquí se hicieron políticos en la adolescencia, estaba de por medio el desprendimiento, el desinterés personal y la ausencia de codicia. Ellos fueron luchadores políticos desinteresados.
7.- Aquellos novatos de la política nacional dominicana, han llegado a ser veteranos sin ambición de gloria ni de dinero, demostrando así que abrazaron la brega por los derechos y libertades sin procurar ningún beneficio personal.
8.- Los muchachos y muchachas de ayer, que hoy son abuelos y abuelas, han probado ser coherentes en su ideario político; concomitancia en su prédica y acción; de vinculación en conducta, ética y moral, y fidelidad a la causa que les llevó a actuar con el solo interés en provecho de la especie humana.
9.- Ese ciudadano o ciudadana que en su mocedad fue ardiente luchador político, hoy en la senectud, golpeado por los años y ya achacoso, sigue ahí, sin ceder un ápice en sus principios, con su pensamiento lúcido, listo para obrar con gracia y abierta generosidad.
10.- El político de tiempos pasados, era transparente, dejaba ver su forma de actuar, porque no tenía nada que esconder. Su labor política la hacía de cara al sol, para despedir rayos de luz y así alumbrar la conciencia de sus conciudadanos.
11.- Una metamorfosis se ha producido entre la forma de proceder en política el jovencito dominicano de ayer, y cómo actúa el de ahora. La conversión es total, y no ha sido para bien del país.
12.- El cambio en el accionar de los que hoy en el país por primera vez incursionan en labores políticas, se observa con pena, porque no se ve nada de ideales. En ellos, el bien común está ausente.
13.- Lo que está a la vista es el beneficio individual, no el interés colectivo. El muchacho se inserta en un partido para escalar en lo económico y social; jamás para motivar cambios.
14.- El nobel político dominicano ya no tiene en su agenda las transformaciones para causar la modificación de la materialidad que ha llevado a los nadies a vivir de mal en peor.
15.- Quién ha dicho que uno cualquiera de esos jóvenes que ahora ejercen su derecho a sufragar por primera vez, están pensando en lo bueno para su pueblo, si hacen campaña por partidos aliados de los males que afectan al país.
16.- El modelo económico que predomina en la República Dominicana, está sostenido, entre otros, por jóvenes nuevos en edad, pero ancianos en sus ideas, porque con su labor política dan vida al sistema que garantiza desigualdad, pobreza, insalubridad, violencia, desempleo, criminalidad y corrupción.
Santiago de los Caballeros,
16 de agosto de 2023.