Las urnas abrieron el domingo en Francia en una segunda ronda electoral que podría otorgar una victoria histórica a la ultraderechista Agrupación Nacional de Marine Le Pen y su visión nacionalista y antiinmigrantes, o producir un parlamento dividido y años de bloqueo político.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, hizo una apuesta muy arriesgada al disolver el parlamento y convocar las elecciones después de una dura derrota de su grupo centrista en las elecciones europeas del 9 de junio.
La votación del domingo decidirá qué partido controla la Asamblea Nacional y quién será el próximo primer ministro. Si la endeble mayoría centrista de Macron pierde más apoyos, el mandatario se verá obligado a compartir el poder con partidos que se oponen a la mayoría de sus políticas de economía liberal y a favor de la Unión Europea.