El abogado principal del equipo de transición de Donald Trump investigó a Boris Epshteyn, un asesor cercano al presidente electo, tras acusaciones de que usó su cercanía con Trump para obtener pagos de personas que buscaban posiciones o influencia en la nueva administración.
La investigación, dirigida por David Warrington, recomendó que los asistentes de Trump restringieran significativamente el acceso de Epshteyn al presidente electo, según una fuente anónima familiarizada con el caso.
Este episodio pone de relieve la inusual y a menudo desorganizada dinámica de personajes alrededor de Trump, muchos de los cuales ya habían contribuido al caos de su primer mandato. Algunos de estos actores siguen involucrados en la transición hacia su segundo mandato, mientras trabajan para dar forma a la nueva administración antes de que Trump asuma el cargo el 20 de enero.
Entre los individuos que supuestamente fueron objeto de los intentos de influencia de Epshteyn se encuentra Scott Bessent, nominado por Trump para el cargo de secretario del Tesoro. Según se informa, Bessent, quien había estado luchando por el puesto durante meses, fue desestimado por Epshteyn después de negarse a pagar un anticipo sustancial.
La revisión también abordó una queja presentada por el exgobernador de Missouri, Eric Greitens, quien renunció tras un escándalo, pero expresó interés en unirse a la administración de Trump. Greitens detalló una conversación con Epshteyn el 7 de noviembre, en la que el asesor le dio la impresión de que existía una «expectativa implícita» de realizar tratos comerciales con él antes de respaldar su nombramiento al presidente, lo que generó incomodidad en Greitens.
Aunque Epshteyn no enfrenta cargos legales, la investigación parece haber sido diseñada para debilitar o incluso eliminar su influencia dentro del círculo cercano de Trump. El presidente electo ha dejado claro su desagrado hacia aquellos que intenta usarlo para fines personales.
«Se realizó una revisión exhaustiva de los acuerdos de consultoría de la campaña, incluidos los de Boris, entre otros», afirmó Steven Cheung, director de comunicaciones de Trump. «Ahora seguimos adelante como un equipo para ayudar al presidente Trump a devolver la grandeza a Estados Unidos», refiriéndose al lema de campaña «Make America Great Again» (MAGA).
Sin embargo, veteranos de otras campañas presidenciales señalaron que una revisión de este tipo no es habitual, y Cheung no comentó sobre el futuro de Epshteyn dentro del equipo de Trump.
Epshteyn, quien tuvo un breve paso por un cargo de nivel medio en la Casa Blanca de Trump, se convirtió en un aliado clave después de su salida en 2021. Fue uno de los arquitectos de la estrategia legal de Trump mientras el expresidente enfrentaba múltiples amenazas legales tras la insurrección del 6 de enero y sus intentos de revertir los resultados de las elecciones de 2020.
Además, Epshteyn fue acusado en Arizona por su presunta implicación en esfuerzos para subvertir los resultados de esa elección, aunque se declaró inocente. A pesar de este historial, no se esperaba que Epshteyn asumiera un papel en la administración entrante.
«Es un honor trabajar para el presidente Trump y con su equipo», declaró Epshteyn en un comunicado. «Estas acusaciones son completamente falsas y no nos distraerán de nuestra misión de devolver la grandeza a Estados Unidos».
Por su parte, Eric Trump, hijo del presidente electo, quien fue compañero de universidad de Epshteyn, dijo a Fox News que si las acusaciones eran ciertas, su viejo amigo podría no durar mucho en la campaña.