Por: Ramón Antonio Veras.
1.- A la niñez dominicana de hoy, hay que hacerle saber que, anteriormente, hacer política fue una actividad de gente decente, de firmes convicciones éticas y morales.
2.- En el pasado, la persona se inclinaba por el accionar político, partiendo de su formación de buena pasta, adquirida en el hogar y en la escuela.
3.- En tiempos ya superados, una mujer o un hombre cualquiera, no era visto haciendo cosas sucias por medio del quehacer político, porque no había espacio alguno para la truhanería politiquera.
4.- La mujer o el hombre de ideas conservadoras o renovadoras, fue respetado en su pensamiento, su concepción ideológica, porque era su criterio político sostenido por convicción, no por conveniencia para simular.
5.- Lo que estamos viendo ahora como política, es una ofensa a quien ha hecho de ella algo inherente a su forma de ser, una conducta, una forma de vida, no una pose, una actitud fingida para engañar.
6.- La reciedumbre moral, la entereza en sus actuaciones, impedía al hombre de ayer estar haciendo sinvergüencerías en nombre de la política, aparentando ser sano, siendo un podrido.
7.- A las niñas y a los niños dominicanos, hay que advertirles, aleccionarles en el sentido de que no tomen como modelo de hacer política, lo que ahora ven en la politiquería.
9.- Hoy, decir ser político, es motivo para causar afrenta. Es algo ofensivo, deshonra a quien se identifica como practicante de la política sería. Avergüenza ubicarse como político en este período del negocio de la politiquería.
10.- Ha transcurrido un largo tiempo, desde cuando el joven dominicano manifestaba con orgullo ser activista político, porque luchaba por ideales, mientras que ahora lo hace por un cheque, por dinero.
11.- Levantar la mano derecha para juramentarse en un partido del sistema, es signo de oportunismo, ser muy vivo para estar a las mil maravillas, a costa de un pueblo sin garantía de comida, salud, educación y techo digno.
12.- ¡Qué no se engañe nadie! Lo ocurrido en el Colegio Dominicano de Abogados, es una expresión directa de la politiquería dominicana, que sirve para abochornar, poner de mil colores; caérsele la cara de vergüenza, ruborizarse y no saber dónde mirar a cualquier profesión del derecho que sea honesto.
13.- En nuestro medio, quiérase o no, hay que estar preparado para, como consecuencia de la política y el dinero, ser testigo de lo peor, de lo más despreciable, bajo y deleznable de las inconductas políticas.
14.- Estamos en un ambiente político y social propicio para la mujer o el hombre honesto, insubordinarse en cualquier momento, desobedecer medidas que repugnan a toda persona dispuesta a no someterse a los politiqueros, a no acatar lo decidido por la gavilla de la política.
15.- Ojalá no sea por mucho tiempo que lo mejor del pueblo siga comportándose dócil, manejable, complaciente ante tantas y tantas acciones feas ejecutadas utilizando la política de gente sin honor.
16.- Se hace una necesidad que el actuar en política, no siga llevándose a cabo como hasta ahora, que está prostituida por aquellos que llegan a ella buscándose unos dineros, a diferencia de ayer, cuando los jóvenes incidían en el quehacer político con fines de que predominara la decencia en la sociedad, y no la deshonestidad que estamos presenciando fruto de la política de baja ley.
Santiago de los Caballeros,
10 de diciembre de 2023.